El tamaño no importa…

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El tiempo pasa volando. Llevo varios días intentando sentarme un rato tranquilamente para poder escribir la segunda entrada en este blog. Aprovecho ahora que estoy en el avión de vuelta de Bruselas a Madrid para hacerlo. Tengo ganas de compartir con vosotros algunas historias. ¡Hablemos de pesca!

 Desde la primera entrada no he parado… Me hubiera gustado escribir algo sobre el exitoso acuerdo entre Cepesca y los pescadores marroquíes para acceder pacíficamente a las aguas del “Banco Majuan”; sobre los motivos del fracaso de la cuarta ronda de negociaciones entre la UE y Mauritania; sobre la extraordinaria recuperación de la biomasa del atún rojo del Mediterráneo; sobre la conferencia internacional sobre las medidas de mitigación para reducir la captura accesoria de aves marinas en la flota española organizada por Cepesca con BirdLife International, SEO BirdLife, el Magrama y ARVI; sobre la incomprensible decisión del Gobierno de suprimir la emisión por onda corta de los programas de Radio Exterior de España; sobre el fin del mandato de la Comisaria Damanaki y el comienzo del Comisario Vella; o sobre la importancia del relanzamiento de Europêche en Bruselas.

En fin, sobre un motón de cosas interesantes que han pasado en estas últimas semanas…

Pero no puedo evitar contaros lo que pienso sobre el último panfleto publicado por Greenpeace en el que ataca a la flota de altura europea, señalando a 20 buques pesqueros –cinco de ellos de España- por considerarlos “barcos monstruos” y solicitando a sus respectivos Estados miembros que los eliminen por ser causantes de sobreexplotación de los recursos y de sobrecapacidad. Y no puedo evitarlo porque es importante defender a los que trabajan en el sector pesquero y no confundir a los consumidores.

Como siempre, juegan con los datos, dicen medias verdades, manipulan la interpretación de los hechos y pretenden confundir a los ciudadanos, haciéndoles creer que todo lo que no sea artesanal es destructivo e intentando crear artificialmente un enfrenamiento entre buques pequeños y buques grandes.

Ataca a cinco buques españoles, tres cerqueros atuneros vascos y dos arrastreros congeladores gallegos. Los primeros se dedican a capturar túnidos tropicales, cuyas poblaciones mundiales está demostrado científicamente que se encuentran en buen estado desde el punto de vista biológico. La flota, perfectamente regulada y controlada, pesca con FADs no enmallantes y todos los buques tienen observadores científicos a bordo. Los arrastreros, están regulados por sus respectivas ORPs y sometidos a las más estrictas normas de gestión y de control. Las poblaciones que capturan están en buen estado y ascendiendo.

Lo cierto, como decimos en la nota de prensa de Cepesca, es que el informe carece de rigor y lo único que pretende es destruir a una gran parte de los pescadores europeos que diariamente intentan hacer las cosas bien para alimentar con proteína saludable y relativamente barata a la población mundial. Los pescadores españoles somos conscientes de la necesidad de proteger las especies y de hacer las cosas bien, pero al mismo tiempo queremos seguir generando riqueza y empleo dentro y fuera de España, seguir formando parte de la sociedad, de la cultura y de la historia de este país.

¡Que no os engañen! La realidad es que la flota europea es la más regulada y controlada del mundo. En este sentido, os recomiendo la lectura del comunicado de prensa publicado por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. El Ministerio afirma que basa su política pesquera en el conocimiento científico para la explotación sostenible de los recursos, junto con un estricto control sobre el cumplimiento de las normas vigentes. La normativa de la UE sobre control de la actividad pesquera es la más avanzada del mundo, con una vigilancia y monitorización continuas, mediante los sistemas de localización e información por satélite.

Y la realidad, tal y como hemos tenido ocasión de contar estos días, es que sin la flota de altura, sería imposible proporcionar alimento a una creciente población mundial de 7.000 millones de personas. Os recuerdo que, por ejemplo, de las 952.000 toneladas de pescados y mariscos que capturan anualmente los buques españoles, sólo unas 150.000 tn son capturadas por la flota artesanal (tal y como es definida por Greenpeace). Sólo con éstas sería imposible alimentar a nuestra población, el pescado sería un producto carísimo, la mayoría de las lonjas serían inviables y miles de puestos de trabajo desaparecerían.

Así mismo, la flota de altura ofrece empleo de calidad para tripulantes y marineros altamente cualificados y formados y sus descargas contribuyen a generar riqueza y empleos en toda la cadena de producción pesquera. Es una flota, además, que respeta el medio ambiente. En comparación con otras fuentes de proteína animal, el pescado procedente de buques de altura tiene una huella de carbono significativamente menor, ya que no necesita ser alimentado artificialmente ni requiere el uso de los escasos recursos hídricos.

Por otro lado, aunque quieran enfrentar a unos y otros, la realidad es que no existe esa competencia entre la pesca de altura y de bajura. Pescan en caladeros diferentes y los buques pesqueros de altura acceden a stocks que no son accesibles para los barcos

pequeños. En gran medida, los buques de altura y de bajura son interdependientes. Las infraestructuras portuarias serían insostenibles sin la actividad de los buques de altura que aseguran la continuidad de las descargas necesarias para apoyar a los servicios de comercialización y de hielo.

Los buques de altura son más grandes porque tienen que acceder a aguas lejanas, con mareas, en determinados segmentos, de cuatro o cinco meses. Por lo tanto, requieren unas condiciones de seguridad, salud y habitabilidad a bordo especiales. Además, estos barcos necesitan contar con cámaras y sistemas de refrigeración, congelación y almacenamiento a bordo para garantizar la máxima calidad de las capturas obtenidas en esas aguas lejanas. Y todo ello, requiere espacio. Por tanto, no se podría realizar esa actividad en buques de menos de 12 metros.

En definitiva, al menos en la pesca, el tamaño no importa…

P.D. En el informe me mencionan, con nombre y apellidos. Quiero que sepáis que me siento muy orgulloso y honrado por ser accionista y consejero del Grupo Albacora, grupo en el que mi padre invirtió muchas horas de su vida, desde su constitución, en calidad de Consejero Delegado del mismo. Y me siento muy orgulloso, además, de defender a los pescadores españoles y europeos por todo el mundo como secretario general de Cepesca y como presidente de Europêche.